|
ANA
MARIA WYNECKEN |
|
|
||||
Esta
forma de hacer arte es parte inevitable
de mi proceso de desarrollo
personal. A través de mis nacimientos y muertes me entrego a mi proceso
creativo y sus insondables designios. Circunstancia
curiosa, en Chile la buena escultura suele provenir de manos femeninas.
Rebecca Matte, en el pasado; después Marta Colvin y Lily Garafulic;
Algunas escultoras menores de los 40 años de edad. Dentro de las representantes
más jóvenes de este último grupo, tenemos unas pocas que han optado,
respetando siempre los más exigentes cánones de factura, por los materiales
naturales. Entre ellas, Ana María Wynecken y sus volúmenes en barro. Las
Construcciones suyas, con algo de minimalistas y profundo sentido ecológico,
se hallan tratadas a través de un refinamiento formal que consigue tanto
amansar los innatos grosores de textura del rústico barro empajado y
la espontaneidad desafiante del pasto silvestre, como dotarlas de un
irónico aire arquitectónico. Pero, a veces, la artista abandona la expresividad
propiamente terrestre. Multiplica, entonces, sus formas, serializándolas
según un orden decreciente que ondula las superficies y las conduce
hacia una abstracción de ritmos armoniosos. En unos y otros casos, sin
embargo, sabe obtener ella, del adobe y sus asociaciones con la flora
vegetal, una muy eficaz poesía en honor de la tierra. Santiago de Chile, 17 de Noviembre de 1994
Más
Información de la artista: www.escaner.cl/escaner7/entrevista.htm |